Entrevista a José Antonio Valcárcel Asúa Soke Bujutsu Sosei Internacional

Entrevista realizada por nuestro compañero y amigo Pedro Tamayo.
Excelente Trabajo
Muchas Gracias Pedro Tamayo
Fuente del artículo:
http://www.rincondeldo.com/?p=8432
Entrevista a José Antonio Valcárcel Asúa Soke 11ª Generación Bujutsu Sosei Internacional
TEXTO: Pedro Tamayo Alonso-Villaverde
FOTOGRAFÍAS: Borja de la Lama-Noriega
 

Escribo hoy estas líneas gracias a la oportunidad que me brinda el Maestro Fernando Martín Millana para compartir con todos los lectores de esta página algunos de los aspectos más personales del Soke José Antonio Valcárcel Asúa, 11ª generación de la Bujutsu Sosei Internacional.

Tras haber oído hablar de él desde mis inicios como practicante de Karate y Ju-Jitsu, tuve oportunidad de conocerle personalmente cuando formó parte del tribunal que me examinó de tercer dan. Desde entonces, nuestra relación personal y marcial se ha visto aumentada con el paso del tiempo y después de recibir sus enseñanzas durante algunos entrenamientos, de compartir muchos buenos momentos, de conocer a su familia y amigos, de mantener largas conversaciones sobre aspectos marciales y personales, he comprendido que el secreto de su éxito es la constancia y el trabajo bien hecho, su investigación y desarrollo a lo largo de los años, y su capacidad para hacer que todo fluya y conseguir que cualquier miembro de su organización se sienta parte de una familia. Hoy me siento parte de esa familia y gracias a ello comparto con vosotros un pedacito de su vida a través de esta entrevista.

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¿Qué son para ti las Artes Marciales?

Podría explicarte tantas cosas… Para mí son una forma de vida que llevo en la sangre. Una necesidad como el aire que respiro.

¿Cómo fueron tus inicios?

Yo quise empezar pronto. De pequeño cuando vivía en Venezuela yo veía mucha lucha libre pero en aquellos momentos la economía familiar de mi casa no era muy buena y no podía pagarme un gimnasio. Un día un amigo me invitó a conocer la sala de halterofilia del estadio nacional de Caracas porque yo por aquella época era muy delgado y quería coger algo de volumen. Al salir, vi que en la sala de enfrente estaban luchando, pero en seguida me di cuenta de que se trataba de una lucha libre muy distinta a la que estaba acostumbrado a ver por televisión. Me acerqué a preguntar y me informaron que se trataba de lucha libre olímpica. Al preguntar por el precio, me comentaron que era una actividad y que se impartía de forma gratuita siempre que se cumpliera con un reconocimiento médico previo y con la obligación de participar activamente en todas las competiciones en las que participase el club. Ese mismo día me fui al Instituto Nacional de Deportes, pasé el reconocimiento médico y cuando me entregaron la carta donde me acreditaban como persona apta para la práctica de la lucha, comencé a entrenar lucha libre olímpica… Por aquel entonces tenía quince años.

fotos-Valcarcel-septiembre-2013-@petertamayo-(141)¿Y cómo fue su transición hacia el Judo, el Karate, el Ju-Jitsu…?

Estuve entrenando y compitiendo durante cuatro años pero cuando tenía diecinueve, mi padre decidió que toda la familia volviésemos a España. Al llegar a Madrid, nos instalamos en Leganés donde por aquel entonces existía un club de Judo en el Liceo San Pablo. Como empecé a trabajar y podía costearme los gastos de las clases, decidí empezar con el Judo por tratarse en cierta manera de algo bastante similar a la lucha que había venido practicando en Venezuela. Confieso que progresé bastante rápido por mis años de experiencia compitiendo en lucha y porque el hecho de poder agarrar de la ropa me resultaba mucho más sencillo que cuando sólo podía intentar agarrar de las articulaciones. De allí pasé por varios gimnasios hasta que finalmente llegué al gimnasio Villaverde con el judoka Manuel Galán. Recuerdo el día en el que Luis Beamud, que practicaba Karate, se acercó a la clase de Judo para preguntarnos cuando íbamos a empezar a entrenar en sus clases de Karate. Manolo le dijo que el día que él asistiera a una clase de Judo, nosotros iríamos a una suya de Karate… Al día siguiente, Luis se presentó a entrenar con nosotros y Manolo me dijo que teníamos que corresponderle asistiendo a una de sus clases. Desde entonces, los lunes, miércoles y viernes entrenaba Karate y los martes y jueves Judo… Y así lo hice hasta que saqué el cinturón marrón de Karate y más tarde, por motivos de trabajo, decidí volver a Venezuela.

Durante ese tiempo y muy cerca de mí casa, un guardia civil impartía clases de lucha en la OJE (Organización Juvenil Española) y cuando le cambiaron de destino, me ofreció quedarme con aquellas clases que principalmente estaban enfocadas para que los chavales no estuvieran en la calle.  Formé un grupo bastante interesante y me acompañé de mi hermano que por aquel entonces entrenaba Judo conmigo.

Más adelante, una vez que Franco había fallecido, la situación política en España fue un tanto convulsa, la economía fue un tanto similar a la que vivimos hoy en día, y por eso decidí marcharme de vacaciones a Venezuela, pero resultó que me quedé a vivir allí durante ocho años (risas).

Al poco tiempo de estar instalados allí, en Mérida, en la región de los Andes, se formó el Centro Hispano. Me ofrecí para dar clases gratuitasfotos-Valcarcel-septiembre-2013-@petertamayo-(59) a los hijos de los miembros del club y después de ver un artículo en una revista, decidimos llamar a aquellas clases Goshindo. Sobre esto, tengo una anécdota porque los venezolanos en lugar de pronunciar go-shin-do dicen go-chin-do y a los nacidos en los Andes los llaman gochos y así decían que lo que practicábamos era “el deporte marcial de los gochos”, el gochindo. (risas). Nos hicimos un hueco importante ya que contamos con la colaboración del Arzobispado y la Gobernación del Estado, participamos con todos los chavales en las romerías y fiestas que organizaban para recaudar los fondos que irían destinados a crear la emisora de televisión andina de Mérida.

Al volver de nuevo a España, sabiendo que nunca había cobrado por impartir clase, decidí que quería vivir de las artes marciales. En Venezuela había empezado a desarrollar la defensa personal policial trabajando con el ejército y con la guardia nacional. Ya en Madrid, de la mano de mi buen amigo el Comisario José Manuel Sánchez, comencé a impartir clases de intervención y de defensa personal policial en  la Academia Regional de Estudios de Seguridad (ARES) y durante veinticinco años ha sido mi medio de vida porque mi medio de vivir ha sido el Bujutsu, uniendo de forma muy concreta Karate, Judo, Taijitsu e Iaido. Todavía recuerdo cuando le pregunté al Maestro Negishi su opinión sobre denominar Bujutsu al compendio de disciplinas que practicábamos y su aprobación hacia mi iniciativa.

¿En qué momento conoce al Maestro Negishi?

Lo cierto es que le conocí en Venezuela cuando él llegó allí, cuando un profesor amigo mío me invitó a que le conociera. Con todo lo amigo mío que fue, quiero que se me interprete correctamente… A pesar de su reducida de estatura, aquel día me parecieron enormes su presencia, su postura, su actitud… Me lo presentaron y puedo afirmar que desde aquel momento surgió una complicidad muy especial. Estamos hablando aproximadamente del año ochenta y dos. Un mes más tarde acudí como alumno a un seminario y entonces fue cuando le solicité pertenecer a su escuela.

Yo seguía impartiendo clases en el Centro Hispano ayudado por mi mujer que me echaba una mano con los niños… Ella nunca había practicado antes pero yo le dije que se pusiera un cinturón marrón para que los niños la trataran con respeto. Aún recuerdo el día en que iba a venir el maestro Negishi y ella me dijo que le preocupaba dicha situación. Cuando le se lo expliqué al maestro, lo entendió perfectamente y me dijo que había sido una buena idea muy bien pensada. A mi mujer le dijo que cuanto tuviera que examinarse, tendría que acudir con el cinturón blanco y seguir con los sucesivos una vez que fuera subiendo de grado, pero indicó que a la hora de dar clase a los niños siempre debía ponerse el cinturón marrón para que ellos adquirieran respeto y tuvieran un referente.

 

Entonces supongo que a partir de ese momento seguiste los pasos del maestro…

Sí, Karate, Karate, Karate y Karate… Hasta que un día vino el maestro Yoshio Baba, séptimo dan de Karate Shotokan a impartir un curso. El maestro Negishi me pidió que ayudara al maestro Morita de la Dojo Kai a organizarlo todo porque sabía que yo organizaba y gestionaba muy bien. En aquel momento sufrí un ataque de ciática y como sabía que el maestro Morita era acupuntor, le pedí que me tratara. Mientras me hacía acupuntura tuvimos una conversación donde yo le dije que quería aprender Ju-Jitsu y que quería acudir a sus clases porque sabía de sus conocimientos sobre la materia. Él me dijo que debía dirigirme al maestro Negishi puesto que era el representante de la décima generación de Taijitsu y yo le pregunté que qué era eso del Taijitsu.

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¿El maestro Negishi nunca había hablado del Taijitsu?

Sí, pero como al principio sólo hablaba japonés, lo debió decir y yo no me enteré (risas). La primera vez que le vimos, llevaba el menkyo Kai, que es un diploma muy largo de aproximadamente tres metros y medio, y unos cuarenta centímetros de ancho.

El maestro Morita me dijo que ese diploma era el que acreditaba al maestro Negishi como instructor de Taijitsu y me instó a que le pidiera que me enseñara. Rápidamente hablé con el maestro Negishi quien daba por hecho que yo ya lo sabía desde el día que le conocí por primera vez. Le dije que quería aprender porque en aquel momento me surgió la posibilidad de instruir a los militares del ejército y accedió amablemente dejando claro que no debía enseñar Taijitsu dentro del gimnasio.

De vez en cuando, le preguntaba a mis alumnos sobre algunas técnicas de Taijitsu para comprobar si yo cumplía con nuestro acuerdo y con el paso del tiempo, viendo que yo me lo había tomado en serio, un día decidió que yo había alcanzado el nivel suficiente de cinturón negro primer dan de Taijitsu. Sin haberme examinado, yo me encontraba un poco raro, pero pasó el tiempo, seguimos entrenando y practicando….

fotos-Valcarcel-septiembre-2013-@petertamayo-(135)Un día me dijo que él sólo me había enseñado una parte pequeña del Taijitsu y que lo demás lo había ido descubriendo yo, porque nunca me enseñó técnica tras técnica de forma programada, lo que me enseño fue a trabajar y a experimentar con el cuerpo. A medida que pasaba el tiempo, yo le mostraba mis avances y mis progresos y él corregía algunos detalles  añadiendo nuevos conocimientos. Así fueron pasando los años, segundo dan, tercer dan…

En el año ochenta y cinco volví a España y durante una conversación telefónica, me dijo que debía viajar a Venezuela para examinarme de cuarto dan. Me busqué la manera de ir, y en julio del año ochenta y ocho realicé el examen delante de todos los cinturones negros de la organización, pasé unos nervios horribles, pero la satisfacción de haber mostrado mi trabajo y mi esfuerzo la recuerdo de forma muy especial. Ese mismo día el Shihan tuvo una de sus felices ideas… Y digo felices ideas porque a mí me ha complicado mucho en esta vida…

Mientras lo celebrábamos en su casa con otros miembros de la organización, me levanté de la mesa para ir a coger unos hielos y de repente escuché aplausos. Su mujer me dio la enhorabuena y yo pensé que no había sido para tanto, que había hecho un buen examen pero nada más… Ella me dijo que los aplausos no eran por el buen examen sino porque el maestro me había nombrado “algo” pero prefería que se lo preguntara directamente al él. Me senté de nuevo en la mesa y el maestro me dijo que yo iba a ser el próximo heredero del Taijitsu. En aquel momento además de sorprenderme, me sentí muy honrado aunque también debo confesar que pensé que aquello iba a ser una gran carga y una responsabilidad.

¿Y por qué crees que lo hizo?, ¿por qué depositó su legado en ti habiendo otros miembros dentro de la organización?

El sensei Guillermo Paz fue mi uke y quien sufrió todo mi examen… (risas)  pero yo era realmente el único que entrenaba Taijitsu con él y quien impartía las clases. Las decisiones de un maestro son incontestables y aunque como amigo teníamos discusiones en el marco de la amistad, en el plano técnico siempre tuve claro que él era el maestro y yo el alumno…

Ahora te voy a contar una cosa en exclusiva porque nunca lo he hecho público…

Dado que el legado del estilo era familiar y que había pasado de generación en generación, durante mucho tiempo intenté llevar al maestro a Japón para que viera a su familia. Nunca quería ir porque cuando le pidió el divorcio a su esposa, ella no se lo concedió y por eso se marchó sin querer volver. Le quise regalar un viaje a Japón para que se reconciliase con sus hijos. Su hijo mayor había practicado Judo pero no le gustaban las Artes Marciales y al segundo no le pude ver porque no estaba en Tokyo en aquel momento. Pasado un tiempo, como yo ya impartía clases en la Academia de Policía de Madrid, el gerente me ofreció la posibilidad de contactar con la embajada japonesa para poder visitar las academias de policía de Tokyo, Osaka, Nagoya y la policía de intervención de Tokyo. Me recomendó que llevara un traductor y ahí se me ocurrió la brillante idea… Como él respetaba todo lo relacionado con las fuerzas armadas y más la policía de su país, le pedí el favor de que me acompañara como amigo y no como maestro porque yo necesitaba un traductor.

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Aprovechando la visita, fuimos a su casa y se reconcilió con su hijo delante de nosotros. El maestro se sacó algo de la cartera, se quitó elreloj, se lo entregó y le dijo algo en japonés que no pudimos entender ni mi mujer ni yo. Su hijo asintió, inclinó un poco la cabeza, se levantó, me dio la mano y después me dio un abrazo diciéndome algo en japonés. Yo no sabía bien de qué iba la cosa pero entendía que era algo serio… El Shihan se puso a llorar y dijo que ya se había reconciliado con su hijo y que le había explicado el motivo por el que yo iba a ser el heredero de todo el legado marcial. A su familia les iba a quedar todo el legado de bienes materiales pero los conocimientos de artes marciales no se los podía entregar. Como hasta entonces el legado había ido pasando de forma familiar de generación en generación y él entendió lo que le había dicho su padre, solo pidió que el nombre de la familia se mantuviera limpio y que no se viera involucrado en ninguna circunstancia extraña.

Años más tarde, cuando el maestro enfermó le hice saber que no iba a continuar con la tradición generacional y él me dijo que eso ya era mi problema, que él había cumplido con su cometido porque sabía que el Taijitsu iba a continuar conmigo y que si yo no traspasaba el legado, me lo llevaría a la tumba. Le hice entender que aquella situación era una tremenda responsabilidad y una carga, a lo que él me respondió que debía aprender a vivir con ello y a tomar la decisión más correcta.

Yo aprendí  que no era bueno llevar la carga sólo y decidí repartirla… y firmé un documento con mis alumnos principales donde se detalla la responsabilidad de cada uno cuando yo ya no esté (te pasaré copia porque hasta ahora ha estado guardado).

¿Todo el trabajo que has aportado tanto en la Academia de Policía como el desarrollo del programa de Bujutsu, así como el trabajo de la defensa personal aplicada a los cuerpos y fuerzas de seguridad del estado lo aprendiste del maestro Negishi?

La parte del Taiho Jutsu o defensa personal policial la he desarrollado yo. Mi intención siempre fue la de aportar a los cuerpos y fuerzas de seguridad  todos los conocimientos que yo poseía en cuanto a Judo, Lucha, Karate, Ju-Jitsu… de una manera ordenada y siempre de cara al correcto desarrollo de su profesión. Para que te hagas una idea, antes de empezar a impartir clase dentro de la Academia Regional de Estudios de Seguridad (ARES), hace más de veinticinco años, impartí un curso en Leganés durante un mes con mi amigo Vicente Tena. Posteriormente, cuando me personé en la academia y fueron a presentarme al resto de profesores, todos me conocían porque habían sido los alumnos de aquel curso de Leganés. El jefe de estudios nos invitó a crear un programa y todos decidieron que yo era quien tenía que desarrollarlo. A día de hoy ese programa no ha variado demasiado y debo confesar honestamente que la experiencia de impartir clases a la policía ha sido una de las cosas más bonitas que he vivido fuera de las artes marciales pero con las artes Marciales.

A raíz de esta experiencia surge la idea de crear una disciplina específica de defensa personal policial, las primeras jornadas de academias de policía de España con Jose María Benito y Santiago Morales…, he dado clase a los oficiales, suboficiales, cabos y sargentos de la policía municipal de Madrid, he impartido los cursos de especialización de la academia desde mil novecientos ochenta y ocho, he dado clases a las unidades de intervención de la policía nacional y miles de personas han aprendido y compartido tatami conmigo durante todos estos años.

Ahora te lanzo varias preguntas en una… ¿cuál ha sido tu momento más complicado en las artes marciales?, ¿tienes algún enemigo? o ¿te has sentido traicionado en alguna ocasión?

fotos-Valcarcel-septiembre-2013-@petertamayo-(99)Mi suegro me dio un consejo una vez y me dijo que procurara dar la menor envidia posible, porque es el peor veneno que tiene el ser humano. “Siempre que te pregunten, di que estás bien aunque estés mal y no presumas nunca de nada”. Creo que nunca he sido presuntuoso y trataré de no serlo, pero confieso que me siento muy orgulloso de mi trabajo, de mis alumnos, de mi escuela… ¿Traicionado? Si, evidentemente. Mi maestro fue traicionado muchas veces. En este mundo como en cualquier otra profesión te encuentras al envidioso, al traidor, al que busca conseguir algo sin esfuerzo… A mi maestro se le acercaba mucha gente con intención de conseguir un diploma y cuando él detectaba que eso era lo único que buscaban, se lo entregaba y les dejaba marchar sabiendo que se llevaban un papel pero los conocimientos se quedaban intactos. De esos me he encontrado algunos pero afortunadamente en mi caso han sido muy pocos y podría contártelos con la mitad de los dedos de mi mano derecha. Siempre he procurado no dar envidia y que mis alumnos no se sientan mal en ninguna situación, he contado con todos,  he procurado que todos se sientan a gusto y he sido honrado con ellos. Los traidores se visten con el uniforme del vago, quien quiere conseguirlo todo sin hacer nada. Cuando me he enfrentado a momentos o situaciones complicadas dentro de las artes marciales, siempre me he apoyado en la frase que me repetía el maestro “Aprende a ser maestro porque es la parte más difícil y eso en el tatami no está”

¿Hacia dónde se dirige la Bujutsu Sosei Internacional en este momento?

Mi pretensión es divulgar todos mis conocimientos para que mis alumnos lo tengan todo y que ellos sean capaces de aumentarlo. Por eso el día que yo falte, el Bujutsu se va a apoyar en un grupo de personas, dos por cada disciplina, para que entre todos tomen las decisiones oportunas para que el buen rumbo de la organización mantenga limpios los conocimientos de cada una de ellas, independientemente de que después se puedan mezclar en una clase, porque al fin y al cabo el tatami es nuestro laboratorio para experimentar con nuestros cuerpos y con los de nuestros alumnos.

Has comentado que habrá dos personas por disciplina, ¿tiene algún motivo en especial?

Hay una persona que es la depositaria de las copias de todo lo que existe en cuanto a documentación, grabaciones, libros, videos… que es Javier Monteagudo Vázquez y la otra persona es mi esposa Herminia Benito, quien después de mí, es quien más sabe pues fue mi uke durante toda mi vida. Javier es una persona de plena confianza que me ofrece total garantía para salvaguardar dicha documentación. Para que te hagas una idea tenemos una serie de grabaciones del maestro Negishi con katas y bunkais que el maestro me pidió que no enseñara hasta que él faltase. Tengo previsto que vean la luz cuando estén preparadas con marca de agua porque ya sacamos un avance en internet y nos lo copiaron.

¿Y cuáles van a ser tus próximos pasos?

Hace unos años saqué un manual de defensa personal para policías locales con las primeras cámaras digitales que no ofrecían demasiada calidad. Más adelante, durante un viaje a Venezuela, me hicieron ver la necesidad de programar el Bujutsu y aunque yo nunca aprendí sobre un programa definido, el maestro siempre me dijo que debía trabajar para desarrollar un programa. Pues bien, en dicho viaje, el maestro José Dinino que es mi mano derecha en Latinoamérica, se empeñó junto con mi mujer en que yo desarrollara un programa de Bujutsu. Tras insistirme en numerosas ocasiones, sabiendo que en ese momento disponía de más tiempo libre por estar medio jubilado y porque mis hijas ya se habían casado y marchado de casa, decidí ponerme manos a la obra y empecé a trabajar. Ya tengo todo el programa publicado en CD y DVD hasta cinturón negro a mano vacía, hasta cinturón verde con bastón y  con grilletes. Además tengo publicados tres libros en Itunes con los Katas de Bujutsu (Taijitsu, Keibo Jutsu y Taiho Jutsu). Son treinta y nueve katas con una media de entre cinco y seis movimientos en cada kata. Hemos creado la competición de Bujutsu y ya hemos celebrado varios campeonatos. He delegado la escuela de Iaido en el maestro Pascualino Sbraccia. He creado el Bujutsu ichi no kata que consta de trece movimientos a mano vacía y otros trece movimientos con bastón más complejos, orientado para el trabajo de cinturones negros pues cuenta con técnicas de kaeshi waza, yuri modoshi…

Además, estoy muy orgulloso de haber llegado a un acuerdo con la Federación Madrileña de Karate para que el Bujutsu Sosei se integre en la misma a partir de Enero de 2014.

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Cambiando un poco de tema, me gustaría saber tu opinión sobre cómo se encuentra el panorama mundial de las Artes Marciales que cuenta con muchos estilos, federaciones, asociaciones… ¿Consideras que todos tienen cabida o crees que debería existir algún organismo que intentara englobar y organizar un poco todo?

Desde mi punto de vista todos tenemos algo que aportar y de todos tenemos mucho que aprender, esa es mi filosofía de vida. Que haya muchos no es malo, respeto que haya muchas disciplinas y yo lucharé por la mía, no como la mejor sino como una más.

Retomando el tema del legado, una vez que Pepe Valcárcel no pueda continuar su trabajo de la misma forma que lo está haciendo hasta ahora, no quiero perder la ocasión de preguntarte por las personas que ocuparán la dirección de cada una de las disciplinas englobadas en la Bujutsu Sosei Internacional ¿podrías facilitarme sus nombres?

Por supuesto. La línea de Karate será dirigida por Juan Carlos Rodríguez Sequera con José Francisco Manzano Fernández, el Iaido por Pascualino Sbraccia, el Taijitsu por Antonio García Berzosa y Juan Carlos Rodriguez Sequera, la defensa personal policial por Antonio Garcia Berzosa… sin olvidarnos de lo dicho anteriormente de Francisco Javier Monteagudo Vázquez que velará porque todo vaya por el

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camino correcto, y por supuesto por la Kyoshi Herminia Benito Cueto. ¿Qué es lo que he intentado hacer?  La palabra que mejor lo define es una familia donde todos velarán para que esa familia continúe.

¿Y cuál ha sido tu secreto para que la familia del Bujutsu funcione?

Si te digo la verdad, he procurado no copiar aquello que veía mal en los demás. Hay gente que mantiene un secretismo sobre ciertas cosas yeso a mí no me ha gustado nunca. Si yo no tengo alumnos a los que enseñar mis conocimientos o transmitir mis pensamientos, no soy nada. Es lo mismo que ir a predicar al desierto… Para mí el secreto es ser familia, velar todos por unos mismos intereses, cuidarnos unos a otros y ser un grupo de personas que hacemos lo que nos gusta. Nos juntamos, entrenamos, mis alumnos empiezan a dar clase y yo voy a ayudarles, sus alumnos son mis alumnos…

Y supongo que todo esto se traslada a seguir creciendo en cuanto a número de delegaciones, dojos, alumnos…

Sí, pero con una condición. Siempre exijo que se entrene conmigo o con uno de mis alumnos porque la afiliación a mi organización por internet no me sirve. Hay quien me ha propuesto realizar un tipo de diploma que le vincule al Bujutsu… ¿y eso para qué? El que quiera entrenar conmigo tiene la puerta abierta, tú lo sabes muy bien y lo has vivido en primera persona, y como tú lo han visto muchos a lo largo de estos años. Mi legado es ese. Yo voy a procurar dejar hecho todo el trabajo que pueda. Como tengo todos los bunkais de karate que me dejó grabados el maestro Negishi, voy a hacer su respectiva aplicación en Taijitsu… ¿Hasta dónde llegaré? No lo sé, hasta que el cuerpo aguante.

Muchas gracias

Muchas gracias a ti. Y si quieres ver documentación y comprobar que todo lo que te he dicho está por escrito, tienes mi casa a tu disposición.

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Pedro Tamayo Alonso-Villaverde

3er Dan de Karate y Ju-Jitsu

@petertamayo